Adele y Justine nunca estuvieron muy unidas. Se llevaban veinte años, porque Justine ya era adulta cuando nació su hermana pequeña, Addie. Las dos se querían, sin embargo, no se conocían realmente.
Cuando Addie dejó los estudios universitarios para cuidar a sus padres enfermos, Justine, abogada con una gran carrera profesional, cubrió todos los gastos. Era la mejor forma de organizarlo todo en ese momento, pero ahora que estos habían fallecido, el futuro cambió drásticamente para ellas.
Addie no sabía cómo retomar su vida, y el éxito de Justine tuvo un precio: su matrimonio se desmoronó a pesar de sus esfuerzos.
Aunque ambas estaban perdidas, juntas encontraron la fuerza para aceptar sus fracasos y superar sus retos. La felicidad estaba al alcance de su mano si tenían el valor necesario para luchar por ella.
Con el impresionante escenario de Half Moon Bay, un pueblo costero de California, Robyn Carr examina en su novela las alegrías de la relación entre las hermanas y la importancia de aceptar los cambios.