Que un libro te haga sonreír ya es un triunfo. Que un libro consiga provocarte algo más que una sonrisa es casi un milagro.
La novela que está a punto de comenzar pertenece, desde luego, a esta última y rara categoría: la de las obras que, página a página, situación hilarante tras situación hilarante, te arrancan más de una sonora carcajada antes de alcanzar el punto final y cerrar la tapa con la excitación de quien se baja de un inesperado tiovivo.