Al hablar de Virginia Woolf, pocas veces se repara en que su obra estuvo cruzada por el oficio que ejerció durante gran parte de su vida: editora. Y no una cualquiera, fue una editora artesanal y autogestionada que tenía como objetivo "publicar escritos memorables que el editor tradicional rechazaría", pese a saber que "los libros se venden muy lento". Bajo esa difícil ecuación, montó junto a su compañero Leonard el sello Hogarth Press, en el que publicó a figuras como Sigmund Freud, Katherine Mansfield o T. S. Eliot, y donde el arte de editar tenía a su vez un fin medicinal: mantener a raya los problemas de salud mental que la aquejaban. "Cómo nace la idea", es un libro compuesto por frases y reflexiones que Woolf anotó en sus diarios y cartas sobre la relación con el lenguaje y su forma. En estas páginas se reúnen sus cavilaciones más vibrantes sobre el acto de escribir y, a su vez, se exponen los avatares que enfrentó como editora: rechazos editoriales a autores de la envergadura de James Joyce; las disputas para conseguir espacios en la prensa o las largas jornadas para elaborar manualmente las plancha