Hoy en día, ante la ausencia en la formación de habilidades del ejercicio de la abogacía se tiene el falso convencimiento de que exclusivamente la práctica diaria nos hará mejores abogados pero, aunque la practica ayuda, lo realmente importante es la "buena práctica", que implica conocer y practicar gran parte de las mejores herramientas de estudio, gestión de asuntos y personas, que el mundo jurídico y empresarial pone hoy en día a nuestra disposición. Así el libro diferencia entre cuatro habilidades esenciales y dedica un capitulo a cada una:
Capítulo I.- ORATORIA
Capítulo II.- NEGOCIACIÓN
Capítulo III.- LA RELACIÓN CON EL CLIENTE
Capítulo IV.- CONTROL DEL TIEMPO
No es cuestión de aprenderse un código de memoria, sino de conocer los atajos que llevan a la eficiencia. Cuidemos al cliente, entendamos su drama personal, para que cada vez que nos lo encontremos por la calle les diga a sus amigos con orgullo: ¡Aquí está mi abogado! Premiando como cualquier aplauso sincero nuestra labor profesional y, lo mas importante ..... nuestra ética.