«Este libro está escrito con espíritu de concordia, buscando converger más que contraponer. Por eso en el título he colocado tres palabras que tal vez muchos consideren irreconciliables: psicología, ética, religión. Me declaro, pues, ya desde esta introducción, como no beligerante. Al contrario, busco un diálogo en el que todos participen. Quienes piensan lo contrario también. Porque lo que podrá comprobarse a lo largo y ancho de estas páginas es que tales cuestiones han estado siempre, desde el punto de vista histórico, intrínsecamente implicadas y, desde una perspectiva de actualidad, son dimensiones que resultan personal y sociológicamente inseparables, por más que tengan efectos diferentes sobre lo moral, según prevalezca una dimensión u otra.
»¿Ética versus religión? Nadie duda que son dos dimensiones de la vida humana, dos actitudes humanas que no son simétricas. Pero tampoco es fácil aceptar la antinomia moral/religión de Hartmann o equivalentes. En la educación moral está la clave para pasar de una moral gregaria a una moral personalizada, de una moral de opinión general a una moral interiorizada y de convicción. Y no en la contraposición, por principio, entre ética/religión. Una ética sin referente religioso alguno puede conducir a una moral modelada desde el exterior, si no media un proceso educador de reconstrucción personal. La orientación religiosa puede generar a su vez una normativa moral que se introyecte en el sujeto, sin que realmente se produzca una auténtica asimilación, a falta de la educación moral necesaria. Lo que está en juego aquí, por tanto, es cómo el sujeto, la persona, asume los criterios morales y los utiliza en sus decisiones personales.»