La autonomía profesional puede ser interpretada como una demanda de los enseñantes para conseguir mayores cotas de independencia en sus decisiones, menos control burocrático por parte de las administraciones públicas; pero también, y casi con los mismos argumentos, puede usarse para reclamar una menor intervención de las familias y de la sociedad en general, en un asunto que deben resolver los profesionales. Valiéndose de esta misma expresión, los poderes públicos están renunciando a asumir responsabilidades políticas en educación, traspasándolas a los docentes quienes, desde su individualidad y desde sus centros aislados, deben dar respuesta a las necesidades educativas del alumnado y a los intereses (variados, pero también desiguales) de las familias.
Como respuesta a esta confusión y a sus usos interesados, en este libro se aborda el significado educativo que debería tener la autonomía profesional, mostrando las deformaciones ideológicas a las que se presta su uso y rescatando un significado para la misma que no suponga ni un corporativismo profesional, en donde se niegue la intervención social en la educación, ni el abandono político del profesorado y las escuelas.
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INTRODUCCIÓN. PRIMERA PARTE: El profesionalismo en la enseñanza. La autonomía perdida: La proletarización del profesorado. La retórica del profesionalismo y sus ambigüedades. Los valores del profesionalismo y la profesionalidad de los docentes. SEGUNA PARTE: Modelos de profesorado: en busca de la autonomía profesional del docente. La autonomía ilusoria: el enseñante como profesional técnico. El docente como profesional reflexivo. Contradicciones y contrariedades: del profesional reflexivo al intelectual crítico. TERCERA PARTE: La autonomía y su contexto. Las claves de la autonomía profesional del profesorado. Las nuevas políticas educativas y la autonomía profesional del profesorado. BIBLIOGRAFÍA