Este libro no es, propiamente, una historia de la abogacía; tampoco un mero enaltecimiento de la profesión a la que su autor, Luis Martí, abogado, ha dedicado su vida. Se trata, más que nada, de alcanzar una visión global de la función del derecho en la historia desde la perspectiva del papel creciente del abogado como defensor de los valores sustanciales de la persona y de su orden social. He aquí la aventura espiritual apasionante de la abogacía, sin cuyos desvelos la humanidad seguramente no habría superado todavía la fase de la violencia y del sufrimiento social cotidiano.
El autor ha reunido los testimonios, no sólo literarios, sino también históricos, de grandes procesos que marcaron sus respectivas épocas de una manera profunda y visible. Ello da una visión muy significativa de la conexión entre las aportaciones de los abogados y la evolución y el proceso civilizador, resaltando su decisivo papel en la implantación del Estado de Derecho como concepto cultural de la teoría y el debate político.
El texto nos sitúa ante una sugerente panorámica para contemplar la larga e inacabada carrera de la humanidad hacia el imperio de la Ley y el Derecho.
Prólogo.— I. Preliminar.— II. Algo de la antigüedad.— III. El abogado medieval: el difícil desenvolvimiento de una profesión pública.— IV. El abogado moderno: a favor de la conciencia y de la justicia.— V. El abogado, protagonista esencial en la implantación de un Estado de Derecho.— VI. El abogado ante los procesos revolucionarios y la creación de un Estado constitucional.— VII. El abogado de la era burguesa, defensor de derechos y libertades.— VIII. El nuevo horizonte de la abogacía.— IX. A modo de conclusión.— X. Bibliografía.