Hoy tenemos muchos motivos para elogiar el pensamiento de la complejidad, incluyendo una perspectiva pedagógica por derecho propio, y siempre en correspondencia con un sentido aplicado (no simplemente estético) de la propuesta epistemológica de partida. Educación, enseñanza y aprendizaje son procesos complejos que involucran las dimensiones biológica, cognitiva, social y afectiva de los sujetos. Así se entiende en este libro, en el que se hace un esfuerzo a contracorriente de una educación tantas veces reducida a procedimientos programáticos, repetitivos y mecánicos. Toda educación de calidad ha de saber sacar partido de la perplejidad, el asombro y lo nuevo; y por ello deberá ser estratégica, abierta a posibilidades aún desconocidas, pero significativa para la vida de las mujeres y los hombres de un tiempo histórico