El ser humano es un ser emocional. Nuestras emociones, biológicamente hablando, son el motor de nuestro funcionamiento. No podemos vivir sin ellas, forman parte de nuestra condición humana. Debemos trabajar para conocer nuestras propias emociones, esa es la puerta de entrada a la gestión de las emociones.
Educar para ser feliz reflexiona sobre cuál es la aportación de la educación emocional en el ámbito educativo: favorece el aprendizaje y la convivencia, permite la búsqueda de bienestar y nos hace más felices. La educación emocional es una gran contribución en la prevención de los conflictos que hoy se viven en los centros escolares y enseña a utilizar y fomentar la inteligencia emocional a favor del bienestar de toda la comunidad educativa y también de la sociedad en general.