Han pasado seis años desde Los chulos pasan..., y la vida de Salvador y sus amigos ha evolucionado. Las cargas familiares de algunos de ellos y los años -que pesan más que los kilos-, junto a la situación económica (que no está para tirar cohetes), han hecho que dejen atrás las salidas de copas y la fiesta para llevar una existencia más tranquila, más familiar. Pero no nos engañemos: la cabra tira al monte y valores como la fidelidad o la amistad se pueden ir a tomar viento a la primera de cambio cuando aparecen unos pantalones con un buen relleno.
Sin perder su habitual sentido del humor, Sebas Martín da un repaso a la familia, tanto la carnal como esa que nosotros creamos con nuestro grupo de amigos (niños incluidos), para llegar a la conclusión de que el paso de los años nos hace más viejos, pero no más sabios.