El concepto de esta obra es reunir en cada volumen a dibujantes para que nos cuenten una historia al más puro estilo de los cómic para adultos publicados allá por los años cincuenta, con la idea de ensalzar otra vez este tipo de obras donde la violencia gráfica era la reina y la censura no existía.
En este primer volumen, Singelin nos introducirá en una banda de moteros; Maudoux nos trasladará a Japón para luchar contra sicarios; y, Run nos mostrará lo duro que puede ser el desierto cuando te persigue la policía.
Cada uno de ellos nos ofrece una historieta fiel a su característico estilo pero que, de forma magistral, consigue forjar un volumen compacto y coherente en el que las palabras horror, terror, sangriento y extraño no son baldías.