Este libro plantea desde una perspectiva poco habitual la cuestión de la competitividad de las empresas y de la economía en general. Pocas veces se tiene en cuenta que el mayor o menor grado de competitividad vendrá determinado en gran parte por el modelo de Estado, por el marco jurídico y por el papel que jueguen las Administraciones públicas. La competitividad de las empresas de un país depende cada vez más del tipo y de la calidad de sus instituciones jurídicas.En este estudio interdisciplinar se exponen los modelos de integración, a través del derecho, que se dan en la Unión Europea, comparándolos con los modelos de armonización en los Estados Unidos. Los derechos societarios, de armonización de productos y bancario son las materias analizadas. Existen fundamentalmente dos sistemas: la centralización reguladora ?una sola legislación para toda Europa dictada por Bruselas? y el modelo de competencia entre las legislaciones estatales basado en el principio de reconocimiento mutuo de normas. Se analizan los inconvenientes y las ventajas de los dos sistemas, así como sus experiencias en Europa y los Estados Unidos.La cooperación y la competencia entre Estados marcan la dinámica del proceso de integración europea. La competencia ha sido tradicionalmente un principio denostado en nuestra cultura política y jurídica; sin embargo, en los procesos de convergencia plural aparece como un valor y como un instrumento determinante de la Unión sin entenderla como uniformización.El libro analiza la experiencia norteamericana donde se pone de manifiesto que es posible la consecución de la integración sobre la base de una diversidad permanente y de un sistema abierto: los 50 Estados y sus respectivas legislaciones gozan de protagonismo cotidiano en la regulación y aplicación del sistema jurídico. Las legislaciones de cada Estado compiten entre ellas y al propio tiempo se armonizan en función de las iniciativas más innovadoras que surgen en uno u otro Estado. El dinamismo del sistema, a la vez que su aparente desorden, son una de las claves de la enorme fuerza integradora de esa estructura plural. Los Estados europeos se hallan ante el desafío de adaptarse a estos nuevos valores que consiguen la unión a través del mantenimiento de la diversidad.