En la actualidad un líder tiene que saber abordar y gestionar emociones, la complejidad de las relaciones y a tomar conciencia de los sentimientos que hay en juego. Es por esto que a un líder se le exige también que sepa liderarse a sí mismo, como no podía ser de otra manera. Sin esta primera condición las demás resultan muy difíciles. Erasmo de Rotterdam les aconsejaba a los príncipes que era necesario enfrentarse a los problemas con el dominio de sí mismo. Significa eso haber sabido elaborar experiencias vitales más que haber hecho, con nuestra existencia, variados experimentos. Decía Octavio Paz que la mucha luz, como la mucha sombra, no dejan ver. Sin humildad, sin actitud de escucha permanente, seremos incapaces de ver el talento que se encierra entre quienes colaboran con nosotros y, por tanto, no hay crecimiento. En el libro que te presentamos se nos invita a crecer y desarrollar nuestras organizaciones, también hacia dentro. Por eso hablamos de innovar, de fomentar el aprendizaje y la formación, condiciones básicas para poder crear, para ver la tierra que pisamos cada día con ojos nuevos.
Dicen que para ser feliz hay que querer serlo. Puede que, para aspirar a ser un buen líder, todo comience con la decisión firme de querer serlo.