Busca una lupa grande y descubre con el rey de las cosas pequeñas qué pata de la realidad es la que cojea hoy.
Los brazos son esos cilindros de carne que cuelgan a los lagos del cuerpo. Son muy útiles para que no se nos caigan las manos al suelo, para ponernos inyecciones y para hacernos tatuajes. Sin embargo, los brazos son muy molestos cuando uno se enamora, porque en el amor siempre sobre un brazo.
Yo, cuando muera, quiero que llenen mi ataúd con figuritas de Lladró y que me entierren con ellas. Así, al menos mi muerte habrá servido para algo.
Alejandro Dolina ha dicho...
«Piedrahita, como todo buen prestidigitador, nos hace dudar acerca de lo que vemos todos los días."»