Cuando una mañana se despertó, Gregorio Samsa, se descubre distinto. El hombre de la víspera se ha metamorfoseado, paradójicamente, en algo más intrínseco a sus necesidades. Convertirse en insecto no es más que una metáfora: desde ella, desde la nueva existencia, pueden percibirse mejor los trazos absurdos, crueles y brutales de la vida.
Pero la transformación física no es lo definitivo en este relato: lo esencial es el análisis que Kafka hace de las relaciones familiares.