En una granja llamada Stóra-Hof, en el sur de Islandia, en un antiguo templo pagano construido por los vikingos, Saemundur planea un ritual. Otras personas en diferentes países de Europa septentrional están haciendo lo mismo: sacrificar una víctima para que, en la noche de los tiempos, vuelva a resplandecer la llama de la cruz solar.