Dejando de lado el humor popular, pero inevitablemente con su mismo espíritu, algunos de los mejores escritores europeos han sido maestros de la sátira o la fábula disparatada. Los cuentos de Chéjov o de Oscar Wilde, de Alphonse Allais o de Luigi Pirandello que figuran en este libro son pequeñas obras maestras de autores bien conocidos. No lo son otros, como la rusa Tefi o el italiano Tarchetti, que sin embargo fueron enormemente populares en sus respectivos países.