"Nunca podremos maldecir bastante a ese ser repulsivo, adulador, beato y pervertido que se llamó Jacobo Robusti, apodado el Tintoretto. Debió seguir en el oficio de su padre pintando telas para tapar las vergüenzas de los cardenales en lugar de clavarse un pincel en el culo para arrastrarlo por las telas y llenarlas de mierda". Así comienza este libro, llamado a convertirse en la obra más original e importante de las escritas sobre el Renacimiento. La protagonista de esta sorprendente novela desea rescatar del olvido a su amante Giorgione, muerto en plena juventud. Autor muy valorado en nuestros días, fue sepultado durante mucho tiempo por la genialidad de su discípulo Tiziano. Y para ello narra la intimidad de los grandes hombres del Renacimiento, con una viveza de lenguaje que cautiva desde sus primeras líneas, y que le permitirá profundizar en la vida desconocida de los genios renacentistas. Una obra culta, amena y ágil que resultará imprescindible para conocer una de las épocas más apasionantes del Arte. Por el relato desfilan los principales personajes del Renacimiento, con sus grandezas y sus miserias: Vemos al divino Aretino crear y hundir artistas, a un Miguel Ángel falsificador y envidioso, a un Leonardo extravagante y desencantado, a un Rafael vanidoso, a un Durero peleando por su propiedad intelectual, a un Tiziano ladrón de obras ajenas, a un Bosco bonachón e imaginativo, entre otros muchos de los que configuraron el retablo más impresionante de toda la historia de la cultura. Laura nos muestra que el desnudo erótico fue un invento veneciano. Con Giorgione las mujeres dejaron de ser diosas para convertirse en seres de carne y hueso, sensuales, apetecibles y provocadoras.