La mayor parte de los quince relatos que componen El viajero inmóvil están vertebrados en torno al humor, la ironía o la parodia, con argumentos que a veces sesalen de toda lógica.
Sin embargo, estos cuentos nos acercan a personajes comunes y reconocibles en nuestro diario devenir. Son seres marcados muchas veces por el fracaso y la derrota pero, aun así, dotados de un vitalismo exacerbado que los condena a la felicidad a
pesar de sus limitaciones.
Vagabundos, locos ilustrados, escritores de provincias, prostitutas del agro…, seres humildes que de repente asisten a un giro radical en sus vidas. Estos son, entre otros, los personajes que pueblan el imaginario de Ramón Rodríguez, personajes extraños y geniales, abocados a un destino mediocre, a los que este autor retrata con infinita ternura recreando, sin una pretendida finalidad moral, la dimensión tragicómica de sus vidas.
Quince pequeñas historias donde se describen con mucho humor, entre lo sobrenatural y lo cotidiano, situaciones, personas y ambientes que a la postre reflejan un profundo conocimiento de la condición humana.