Lograr una aportación original en la narrativa de aventura marinera es un reto que Rafael Aguirre supera brillantemente en esta obra cuyo protagonista, un hombre que va perdiendo su encaje en el entramado social, busca el encuentro consigo mismo en una navegación a vela en solitario por los canales, fiordos y mares interiores, y en las inmensas aguas tormentosas de la junción de los océanos Atlántico, Pacífico y Antártico. Una sobria precisión descriptiva de maniobras y peripecias marineras es el medio de exponer la tensión entre la naturaleza externa y potencias ignoradas del hombre. En el enfrentamiento del personaje con los elementos, con su propia embarcación y consigo mismo, surgen turbulencias que, a través de la aventura en su plan dimensión, conducen al descubrimiento de un nuevo plane de experiencia mediante una acción que se resuelve en un desenlace de contundencia sorprendente.