Cinco personajes se presentan al juicio del lector. Por un lado, el doctor Schweitzer, protestante, quien por coherencia con sus principios deja a su mujer y a su hija en Silesia para construir un hospital en Gabón; y el padre Carlos, sacerdote católico, un hombre que no ha conseguido ninguna conversión, pero para quien el éxito de su tarea no se sitúa en el resultado, sino en la conciencia de pertenecer a Cristo. Por el otro, María, una mujer que busca el sentido de la vida, pero que no es capaz de traspasar el límite de su afectividad; Leblanc, fiel representante de ese pensamiento que considera al Estado como el único que puede definir la realidad; y Lieuvin, el militar que perdió la fe y que intenta responder a sus inquietudes llevando a cabo una magna obra de civilización, que se agota en sus propios límites. Es el drama del hombre occidental de nuestros días trasplantado a África donde, sin la protección de la mentalidad cotidiana aque lo convierte en rutinay banalidad, se pone de manifiesto en toda su realidad, obligando al lector a medirse con las posturas de estos hombres ante la vida y a decidir cuál de ellas es la más adecuada, por ser la más razonable.