Publicado en Praga en 1967, con ciento veinte mil ejemplares agotados en breves días, y tildado dos años más tarde de «Biblia de la contrarrevolución», prohibido, retirado de todas las bibliotecas públicas, acogido en Francia por Louis Aragon como «una de las mayores novelas de nuestro siglo», presentado en Estados Unidos por Philip Roth y traducido a veintiún idiomas, La broma es un libro que forma parte del destino de la Europa contemporánea. El autor nos advierte: «Es una novela de amor.» En efecto, es la novela de un amor tierno e insatisfecho por Lucie, joven trabajadora de enigmática sencillez, y de un amor-odio, sensual y cínico, que Ludvik experimenta por Helena, esposa de su enemigo: el doble canto melancólico de la división entre carne y alma. Pero se trata también de la novela de una broma extraviada en un mundo que ha perdido el sentido del humor. Una chanza fútil y mal comprendida ha roto la vida de Ludvik, aterrado al advertir que su tragedia personal quedará para siempre adherida al ridículo de un chiste. La comedia privada está enlazada con el gran espectáculo de la política, que se nos aparece como un equívoco de ilusiones sociales; la Historia, que era una diosa para Hegel, se ha convertido en un personaje de vodevil. En esta novela, a un tiempo implacable y nostálgica, no sólo son objeto de indagación la Historia, el amor, la juventud, sino también el hombre mismo, los hombres. Jean-Paul Sartre lo indicó: «La pregunta que plantea Kundera es sumamente radical: ¿por qué debiéramos sentir amor por ellos? Sí, ¿por qué? Tal vez podremos responder a esta pregunta un día, tal vez nunca.»