Escritas y representadas en el marco de la Guerra del Peloponeso, las tragedias de EURÍPIDES que se reúnen en este volumen -tal como nos dice su traductor y preparador, Aurelio Pérez Jiménez- se relacionan directamente con el núcleo mítico de la gloria nacional de Atenas, pero también con el asunto de las contiendas bélicas y las injusticias que traen aparejadas. Si en SUPLICANTES son las madres de los guerreros de Argos, muertos a las puertas de la ciudad de Tebas, las que imploran al rey de Atenas que les dé acogida y que se les permita dar honrosa sepultura a sus hijos, en FENICIAS son unas extranjeras las que dan fe de los desastres de la guerra, mientras que en HERACLIDAS son los descendientes de Heracles quienes, perseguidos por Euristeo, acuden desde el Peloponeso hasta la capital del Ática en busca de asilo.