Ilija Trojanow, que es búlgaro pero escribe en alemán, es todavía para nuestros lectores un completo desconocido, aunque, sin duda, pronto los fascinará como lo hizo ya en Alemania y allí donde ha sido traducido. Pese a su juventud, su vida es casi tan prolija y azarosa como el título de su primera novela, El mundo es grande y la salvación acecha por todas partes, y su irrupción en la literatura alemana fue tan sorprendente como las historias que en ella aparecen. Pocos narradores contemporáneos en lengua alemana muestran semejante gusto por la fabulación, y pocos han abordado con un espíritu tan lúdico y original los grandes acontecimientos de la historia europea más reciente. Lo que comienza como una chispeante saga familiar cuando la familia de Alexandar huye de Bulgaria a Italia, en pleno periodo estalinista, se convierte en una cruda descripción de la realidad de nuestros días y culmina, para sorpresa del lector, en un relato fantástico. Los Luxow sueñan con la Tierra Prometida, pero, como suele ocurrir en estos casos, entre la ilusión y la realidad se abre un abismo: Italia se reduce a un campo de refugiados, del que huirán de nuevo, esta vez a Alemania. Ya adulto, Alex, descontento consigo mismo y el mundo que le rodea y le aísla, no ve salida para él. Pero un día aparece, como para rescatarle, su padrino Bai Dan, un hombre de noventa y nueve años, sabio y pícaro jugador de dados, muy conocido en los Balcanes, quien embarca a Alex en un fantástico viaje en tándem por el mundo, pues, según él, el mundo es lo bastante grande como para ofrecer muchos caminos que lleven a la salvación…