Con el 16 de La sonrisa vertical, publicábamos en 1979 un libro titulado Irene de un tal Albert de Routisie. En el prefacio de esa edición, Jean-Jacques Pauvert comentaba, no sin cierta ironía, cómo todavía en plena rebelión del 68 el autor del texto, perfectamente reconocible, se negaba a salir de su anonimato. Hoy podemos decir sin rodeos que se trataba de Louis Aragon, el gran poeta, novelista y ensayista francés, y aprovechamos esta nueva edición para restablecer el título original de la obra : El coño de Irene, a la que hemos añadido dos nuevos textos de contenido también erótico : El instante y Las aventuras de Don Juan Lapolla Tiesa.
Tanto El coño de Irene como El instante se cuentan entre los escasos fragmentos conservados de una extensa novela, La Défense de l¿infini, que Aragon comenzó a escribir en 1923 y que destruyó en 1927, después de recibir la censura de sus amigos del grupo surrealista. Las aventuras de Don Juan Lapolla Tiesa, por su parte, constituye el esbozo de una nueva novela inspirada en la lectura de Las once mil vergas, de Guillaume Apollinaire.
Los tres textos, pertenecientes al mejor momento de la etapa surrealista de Aragon, revelan, cada uno a su manera, una intensa vivencia del erotismo, que se plasma en la creación de insólitas situaciones y de un lenguaje absolutamente renovador. De El coño de Irene en particular, publicado por primera vez clandestinamente en 1928, Albert Camus dijo que se trataba del más hermoso de los libros relacionados con el erotismo. En él, Aragon pasea su mirada indiscreta por un sórdido burdel de provincias, para centrarla a continuación en el personaje de Irene, una joven devoradora de hombres que impone a cuantos la rodean la ley de su deseo.
Además del prefacio de Jean-Jacques Pauvert y de la presentación de André Pieyre de Mandiargues que acompañaban la primera edición de El coño de Irene en esta colección, se incluyen en este volumen cinco aguafuertes de André Masson y un rico aparato de notas confeccionado por Edouard Ruiz para la primera edición íntegra de La Défense de l¿infini, aparecida tras la muerte de su autor (Gallimard, 1986).