Isidoro Melgarejo Daza lleva en su nombre y apellidos la maldici243;n de tres gobernantes bolivianos magniciados. Pace241;o de adopci243;n y devoto de la Fiesta del Gran Poder, vive refugiado en su casa-taller de calle Castrillo, cercana a la plaza Sucre, el Pan243;ptico de mujeres y la iglesia de San Pedro. All237; trabaja en su peque241;a imprenta, donde publica a prosistas locos y poetisas franc243;fonas; edita revistas de circulaci243;n restringida; financia panfletos, recibe a los amigos y colabora para denunciar injusticias.
Sin embargo, cuando alg250;n caso lo merece aunque sea s243;lo desesperadamente, Melgarejo desempe241;a labores detectivescas. As237;, cuando un amigo de la infancia le pide ayuda para investigar la muerte de su padre, un hotelero de Yungas asesinado por los narcotraficantes, Melgarejo se lanza a la aventura. En el remoto paraje donde se alza todav237;a el hotel abandonado, le aguarda, al acecho, la muerte disfrazada de pistolero. Puede que consiga darle esquinazo en Yungas, pero la muerte sabr225; seguirle, por Cochabamba, por el Chapare, hasta llegar a La Paz en la noche intensa de la procesi243;n del Cristo del Gran Poder.