Los cuentos y microrrelatos que conforman "Horrores cotidianos" sitúan al lector frente a un mundo que, si bien a veces resulta alucinado y otras inquietantemente real, no es más que un reflejo del nuestro. A través de la deformación grotesca, el humor descarnado o el absurdo, las narraciones de David Roas buscan sacudir los cimientos de lo que solemos entender como realidad, difuminar sus límites, haciéndolos imprecisos y desestabilizadores. Por ello, aunque sus protagonistas luchan por hallar un orden que los ampare, no dejan de ser lúcidos en cuanto a la inutilidad de dicho empeño. De ahí que los ?rituales? y ?sacrificios? que dan nombre a las dos partes del libro no puedan conjurar el horror de estar vivo en un mundo que carece de sentido y donde la risa acaba siendo, en muchas ocasiones, la única salida.