Actualmente, el sector pesquero atraviesa una fuerte crisis debido a la ampliación de las aguas territoriales y a las limitaciones establecidas para el acceso a los caladeros tradicionales. El futuro incierto que estos extremos están causando coadyuva al desarrollo del sector acuícola. De hecho, en los últimos 35 años, la producción de este sector ha aumentado a tasas anuales del 8,8% a nivel mundial, previéndose que, respecto a la pesca destinada a consumo humano, alcance en 2025 el 50%. A nivel de la UE, España ocupa la primera posición en volumen de producción desde 1997, presentando un elevado nivel de especialización por especies, principalmente en moluscos (90,79%) en acuicultura marina y trucha arco iris (90%) en continental, y una alta concentración geográfica, encontrándose la mayor parte de las plantas de acuicultura marina en Galicia (el 90,6% de la producción nacional en 2004). La alta potencialidad de este sector en España, especialmente en su vertiente marina, se debe tanto a sus condiciones inmejorables para la cría de organismos marinos (casi 8.000 Km de costa con una orografía y una climatología muy diversa) como por presentar una de las tasas de consumo más altas del mundo (37,5 Kg./persona y año). Asimismo, la productividad ha mejorado debido a los avances alcanzados en materia de genética, nutrición, estudio de patologías y un mayor control sobre los cultivos, así como por presentar menores índices de conversión y requerir menor extensión de las explotaciones. Esta conjunción de factores resultaría positiva si la oferta responde a una política de diversificación de especies en aras de evitar la saturación del mercado. A esta tan deseada diversificación contribuyen de forma muy especial dos nuevas especies: el pulpo (Octopus vulgaris) y el besugo (Pagellus bogaraveo). En los últimos años se han creado algunas empresas en Galicia para el engorde del pulpo que han mostrado el gran potencial que tiene su cultivo. Sin embargo, no se ha conseguido todavía cerrar el ciclo biológico de forma artificial, por lo que el sistema de producción se basa en la captura de juveniles en el medio natural, estabulación en distintos tipos de jaulas y alimentación con distintas especies de bajo valor comercial. Asimismo, la acuicultura gallega cuenta con la única granja marina del mundo que produce y comercializa ejemplares adultos de besugo, presentando las aguas gallegas unas características de temperatura y nutrientes idóneas para su cultivo, cuyos principales inconvenientes son la lentitud de crecimiento, los altos costes de los piensos y las dificultades para obtener alevines.