Ya desde la prehistoria el hombre ha sentido la necesidad de plasmar y fijar mediante la pintura sus creencias, inquietudes o sensaciones con mayor o menor habilidad. A lo largo de los siglos, en esa plasmación han influido numerosos condicionantes, como el momento, el contexto, la disponibilidad de materiales, el poder y la religión imperante, etc., lo que ha dado lugar a lo que conocemos como "estilo".
Constituye una aproximación a lo que entendemos por estilo, esto es, las características técnicas y estéticas de las obras pictóricas en una época determinada, ya se trate ceñida a una civilización o cultura (la pintura griega o romana, la pintura flamenca, etc.), ya se trate de un período que afecta a varios países (la pintura románica, gótica o del Renacimiento) o, ya en el siglo XX, de los "ismos", rupturas con los conceptos artísticos de épocas anteriores (como el fauvismo, el cubismo o el expresionismo).