Hoy en día, las comunicaciones por satélite y las redes informáticas permiten que el dinero circule en un mundo sin leyes y sin fronteras. El dinero negro se acumula en paraísos fiscales. Todo está permitido puesto que nada se puede prohibir con garantias efectivas. La delincuencia económica y financiera de alto nivel florece, evadiendo el control de los Estados y aportando el capital que los mercados financieros necesitan. Cuanto más abundantes sean estos capitales, menos peligro corren de ser descubiertos. No existen medios para detectarlos. Ni la política de los Estados, ni el equilibrio financiero mundial están a salvo de los múltiples peligros que conlleva esta situación. ¿ Es un fenómeno pasajero, cerrado en sí mismo, o es el nacimiento de una nueva época, dominada completamente por la ley del beneficio, sea cual sea su origen? ¿Es soluble la democracia en las altas finanzas? El mundo del crimen nos concierne a todos, determina nuestro futuro. Como prolongación del manifiesto de Ginebra, firmado por varios miles de jueces europeos, este libro está dedicado a los que todavía creen en la existencia de un interés común.