En la sociedad de la informaci—n existen muchos secretos jam‡s divulgados. Ningœn medio de comunicaci—n se atreve a sacarlos a la luz. Por primera vez el periodista de investigaci—n Albert Castill—n publica informaciones y documentos que hasta ahora eran alto secreto: las llamadas telef—nicas de los imputados en la Operaci—n Malaya desde la prisi—n de Alhaur’n, las cuentas en para’sos fiscales de los famosos, la verdad sobre el derrumbe del Carmelo en Barcelona, el acoso sexual de un importante actor espa–ol, las amenazas contra la alcaldesa de C—rdoba, la verdad sobre el Bio-Bac, los malos presuntos tratos de Lequio a Antonia DellÕAte, las relaciones personales del alcalde de Madrid con una supuesta testaferro de Roca, el c—digo secreto de los ladrones, porquŽ la baronesa Thyssen no es baronesa y muchas informaciones m‡s hasta ahora censuradas.
