Mira a tu izquierda. Ahora mira a tu derecha. ¿A quién ves? Si estás leyendo esta contraportada, de pie, en una librería, probablemente no haya nadie conocido en varios metros a la redonda. Pues bien, tengo dos noticias que darte —y las dos son buenas—. La primera es que en este instante estás inmerso en tu soledad positiva. La segunda es que la soledad es una afección que se puede combatir y de la que se puede salir fortalecido. ¿Cómo? Por ejemplo, leyendo atentamente este libro, con todos los sentidos, dejándote llevar por la magia de su fábula hasta encontrar esa región de nosotros mismos que habíamos cerrado con llave. La soledad positiva propone un viaje de ida y vuelta al país en el que la felicidad decidió establecer su residencia permanente para enseñarnos que lo que nos falta —muchas veces— nos lo pueden dar los demás, pero también nosotros mismos.