Aitana García tiene 13 años y nació con una cardiopatía muy complicada: no tenía la vena principal que une el corazón con los pulmones. Tras múltiples diagnósticos y operaciones en diversos hospitales, su vida dio un vuelco dramático en 1999: los médicos arrojaban la toalla. La última esperanza se encontraba en un hospital de Boston, pero el gran inconveniente era el altísimo precio de la operación, inasumible para sus padres. Gracias a unas espectaculares campañassolidarias —la más conocida de ellas fue Devolver la Sonrisa a Aitana—, poco a poco Aitana va recuperando la normalidad y las ganas de vivir.Su padre, Luis Miguel, en un testimonio desgarrador y lleno de emoción, nos relata cómo superaron los momentos más dramáticos.