La Vitoria de 1522 no solamente se ha convertido en la capital del reino, sino también en el centro de la Cristiandad. Mientras se avanza en la construcción del templo de Santa María, un mendigo es encontrado herido junto al cadáver del constructor Barrundia. Inmediatamente es acusado de asesinato, pero logra huir y refugiarse en la Iglesia de Santa María donde pide asilo. Paralelamente, en la posada de Blas, se lleva a cabo una intriga para tratar de asesinar al condestable.