Galdós, como creador e innovador que fue, siempre tuvo presente la idea de crear un subgénero híbrido entre novela y teatro, defendiendo hasta última hora los procesos renovadores en la literatura y sus formas.
El «experimento» no se quedó en tal, y Galdós escribió dramas, catalogados en principio como mixtura de géneros, estrenando obras hasta su muerte en los mejores teatros y protagonizadas por los mejores actores del momento. A Galdós le entusiasmaba la plataforma teatral, porque era el vehículo portavoz de su pensamiento y tesis, de una forma directa y emocionante. Galdós sentía especial predilección por crear protagonismo en los personajes femeninos y crearlos para que fueran protagonizados por las mejores actrices de la época. De sus veintitrés obras estrenadas, al menos en veinte el eje central es asumido por una mujer. Las tres obras que aquí presentamos están protagonizadas por otros tantos personajes femeninos que representan tres preocupaciones o tres perspectivas distintas del pensamiento galdosiano. Bárbara encarna la interiorización de un proceso metafísico de liberación en busca de lo inefable; Casandra se mueve por la naturaleza del instinto, por las fuerzas de la tierra; Celia es una bienhechora social, que busca la mejora de los que viven oprimidos.