Dorothy vive en medio de las grises praderas de Kansas con su tío y su tía y su pequeño
perrito Totó. No hay nada destacable en la grisura que la rodea, y nada nuevo sucede nunca en medio de aquellos parajes. Por lo menos hasta el día en que irrumpe el ciclón que engulle a la niña, con casa incluida, y es transportada junto a su mascota hasta un lugar de ensueño y seres inverosímiles, el país de Oz. Dorothy descubre que puede hacer muchas cosas maravillosas en dicha tierra, salvo la única que le interesa: regresar a Kansas, donde deben estar esperándola, muy preocupados, tía Em y tío Henry. Por fortuna, Oz toma su nombre del gran mago que vive en la Ciudad Esmeralda, y Dorothy decide ir en su busca para pedirle ayuda. Deberá seguir las baldosas amarillas y correr mil aventuras, pero no lo hará sola. Cuenta con el Espantapájaros sin seso, el Leñador sin corazón y el León Cobarde. Para conseguir lo que más desean en el mundo (cerebro, corazón, valentía, el regreso al hogar), los cuatro amigos tendrán que enfrentarse a los Kalidahs, los Árboles Peleones, el Mortífero Campo de Amapolas y, peligro de los peligros, a la Malvada Bruja del Oeste.