En Bibliografía y sociología de los textos, D. F. McKenzie descubre al lector cómo la forma material de los textos determina de modo decisivo sus significados. Al unificar los intereses básicos de la teoría crítica y la investigación textual, permite comprobar que cualquier obra de valor duradero, tras su reproducción, reedición y relectura, adquiere formas y significados diferentes. Con el testimonio que ofrecen las nuevas necesidades de sus nuevos lectores, estas formas nuevas constituyen una evidencia esencial para cualquier historia de la lectura. Una obra que pone de manifiesto que el documento no es producto de un solo autor, al tiempo que ofrece un concepto unificador de los textos con la intención de reconocer su variedad y la complejidad de sus relaciones.