Obra de juventud, publicada por primera vez en 1721, las Cartas persas conocieron en su época un gran éxito de público y se convirtieron en obra maestra de un género con muchos imitadores. Mediante un punto de vista exótico -el de un persa que viaja por Europa-, Montesquieu desarrolla una observación sin prejuicios que le permite descubrir en la sociedad de su tiempo lo arbitrario y lo que sólo se sostiene en la costumbre irreflexiva cubierta por un aura de sacralización.
Aun siendo en ciertos aspectos un preludio de su obra mayor, Del espíritu de las leyes, en el presente texto el autor muestra un amplio relativismo moral, un elogio de la libertad como variedad y un énfasis en la diversidad de pueblos y culturas, alejadas del rígido racionalismo ilustrado que posteriormente le llevaría a buscar relaciones más determinantes entre las leyes naturales y las leyes morales. La exposición fragmentaria, propia del género epistolar, facilita la presentación de un amplio retablo de la sociedad francesa y europea, del que surgen la denuncia del despotismo y la crítica de los dogmas del catolicismo. El estilo provocativo y desenfadado es en este caso un arma para la desmitificación de verdades establecidas y un recurso de gran escritor.