Zoológico literario escrito con la agilidad de un reportaje, lleno de rasgos de humor, que se adelantó en varias décadas a los bestiarios de Borges y Neruda. Frente a la gravedad del primero y la inventiva lírica del segundo, frente a la moral religiosa de los bestiarios medievales, este de Oteyza es una desenfadada enciclopedia de creaciones humanas, que en último término documenta la biodiversidad de su fantasía.