«... la Iglesia experimenta concretamente lo que es y debe ser al mirar a María. Ella es su espejo, la medida pura de su ser, porque es totalmente a la medida de Cristo y de Dios, está `plenamente habitada` por él. ¿Y qué sentido tiene el que exista una ecclesia, si no es el de convertirse en morada de Dios en el mundo? Dios no actúa con abstracciones. Es persona, y la Iglesia es persona. Cuanto más nos hacemos personas, cada uno de nosotros, persona en el sentido de habitable para Dios, de Hija de Sión, tanto más nos hacemos uno, y más somos Iglesia, y más es la Iglesia ella misma».
Este libro sobre Maria apareció por primera vez con este mismo título en 1980. Esta cuarta edición, ampliada de forma importante, contiene ahora nueve disertaciones (de entre 1972 y 1995) de estos dos teólogos a los que unió la amistad y que fecundan desde hace decenios el pensamiento eclesial.