Narra el propio Maiakovskiï que en 1913, durante uno de sus viajes en tren por Rusia, viajó en el mismo compartimento que una joven burguesa. Sentada frente a él, la muchacha se sobresaltó cuando vio que el tren se dirigía hacia un túnel, temiendo que aquel hombre fuera a hacerle algo aprovechando la oscuridad. Maiakovskiï, al percatarse del temor de la joven, le dijo para sosegarla: "No se preocupe señorita, soy una nube en pantalones".
Maiakovskiï era el poeta de la vida urbana: burlón y revolucionario, aborrecía la petulancia literaria y adoraba la crudeza y el realismo. Su técnica literaria se basaba, precisamente, en dejar de lado cualquier forma literaria. En el caso de la poesía, rompió los cánones que encorsetaban el poema, tanto en forma como en contenido: un concepto nuevo para un mundo nuevo.
Esta edición incluye, a modo de colofón, la visión crítica de León Trotsky sobre Vladimir Maiakovskiï. Manuel Flores, amante de títeres, marionetas, máscaras y fantoches es quien ha puesto imágenes a esta "nube", convencido de que sólo los muñecos no saben mentir.