Como señala Ian Gibson en el prólogo, «a veces he pensado que Walter Starkie nació para escribir este libro. ¿Cómo no iba a fascinarle a él, como buen católico irlandés, hispanista, andarín y juglar, el peregrinaje más famoso de Europa, fuente de infinidad de historias, leyendas y anécdotas? Los lectores españoles de 1958 supieron apreciar en su justa medida este gran libro que, medio siglo después, no ha perdido su atractivo.» El Camino de Santiago. Las peregrinaciones al sepulcro del apóstol no solo es desde su publicación uno de los indispensables libros sobre la ruta jacobea, sino que es un divertidísimo ejemplo de la mejor literatura de viajes.