Desde su villa de Capua, Sereno, ciudadano de Roma, hace un repaso de su vida. Fue testigo de los últimos días de Nerón, momentos en los que los palacios quedaron vacíos y la muerte acechaba en cada esquina. Se unió a Vespasiano y a su hijo Tito en su intento de revitalizar el imperio, pero antes había que apaciguar sus limes. Vespasiano le encargó a Tito que sofocase la rebelión en Judea, en donde los judíos habían elegido luchar antes que caer en la servidumbre. Sereno acompañó a Tito en esta aventura, desembarcaron en Alejandría y al frente de los legionarios romanos entraron en Palestina. Lo allí vivido se le grabará para siempre en su memoria.
Las legiones romanas aplastaron la rebelión poniendo de relieve una
crueldad sin igual: las ciudades fueron incendiadas, los rebeldes
crucificados y el templo de Jerusalén quedó totalmente arrasado. Tras
una defensa numantina, los últimos resistentes judíos terminaron
inmolándose en Masada.
Sereno medita sobre esta guerra, recuerda sus diálogos al respecto con
Tito y con Flavio Josefo, aquel judío romano, traidor y fiel a su
pueblo. Rememora su admiración por la bella Berenice, la reina judía de
la que Tito cayó enamorado. Pero Sereno se muestra inquieto después de lo allí vivido: ¿Y si un Dios único ?el de los judíos y el de los
discípulos de Cristo? castigara a la Roma imperial?, se pregunta. ¿Y si
la erupción del Vesubio, que sepultó Pompeya, fuera la señal de un
castigo?
Tito. El martirio de los judíos es la tercera novela del quinteto Los
Romanos. Cada uno de los cinco volúmenes que conforman esta suite
novelesca ilumina un momento y un personaje claves de la historia de
Roma. Las dos anteriores son Espartaco. La rebelión de los esclavos y
Nerón. El reino del Anticristo, ya publicadas en Alianza Literaria. A
Tito. El martirio de los judíos seguirá Marco Aurelio. El martirio de
los cristianos y Constantino el Grande. El Imperio de Cristo.