La red ferroviaria catalana formó parte de un ambicioso proyecto industrialista. En el contexto de las regiones del sur de Europa, presenta, además, una excepcionalidad: fue construida por empresas del país y financiada con capitales autóctonos. Pero en el transcurso de estos años (1843-1898), las compañías ferroviarias catalanas desaparecieron -por causas de diversa índole- fusionadas o absorbidas por las grandes empresas Norte de España y M. Z. A., controladas por grupos de las altas finanzas francesas.