El 27 de noviembre de 1095, en Clermont, el papa Urbano II lanzó un vibrante llamamiento a la cristiandad: había que liberar Jerusalén y los Santos Lugares de la tutela de los musulmanes. A partir de entonces y hasta mediados del siglo XIII las cruzadas se sucedieron, saldándose la última de ellas con la muerte de san Luis.
En realidad, las cosas no son tan sencillas: Para empezar, Urbano II nunca empleó el término cruzada. Y durante toda la Edad Media se produjeron movimientos colectivos, peregrinaciones exaltadas y guerras santas que hacen muy difícil delimitar este concepto, que aún hoy suscita enconados debates entre los historiadores.
Alain Demurger, con su prosa clara y documentada, nos invita en esta obra a desvelar las incógnitas de este apasionante periodo de la historia medieval.