Cuando en 1971 Oskar Kokoschka escribe estas memorias, no es sólo uno de los más destacados pintores de nuestro siglo, figura clave del expresionismo : también es uno de los pocos supervivientes de una época cuyo recuerdo se nos aparece hoy con un aura mítica. La Viena de final de siglo, el bullicioso Berlín de los años veinte, Praga, Londres, y casi todas las capitales del Viejo Continente conforman en estas páginas el escenario donde, zarandeada por las dos guerras mundiales y sus atroces consecuencias, desfila una multitudinaria galería de personajes. Entre éstos se encuentran Gustav Klimt, Alma Mahler, Adolf Loos, Karl Kraus, Arnold Schönberg, Ezra Pound, Konrad Adenauer y un largo etcétera de artistas, intelectuales, estadistas y otras personalidades con quienes Oskar Kokoschka, a lo largo de su agitada vida, tejió una densa red de relaciones que abarca buena parte de la geografía espiritual de una Europa crepuscular.