Según una leyenda repetida y adornada, la hija de Herodías murió en suelo español; mejor dicho, en aguas españolas, las del Segre, degollada por el hielo que lo cubría. Este final es novelesco, pero todavía lo son más los restantes pormenores de la fama histórica de Salomé. Para empezar, ¿de dónde viene su nombre? En los Evangelios no consta ni tampoco lo recogen los historiadores de la época. A través de estas ingeniosas páginas, el lector, sorprendido, descubrirá que Nerón no incendió Roma, o que Sherlock Holmes nunca dijo «Elemental, querido Watson», o si realmente eran sodomitas los habitantes de Sodoma.