Anselmo, Simón y José Domingo acaban de perder a su madre. Así, las vacaciones en Puerto Mahúl no parecen tener más sentido que el de hacerles pasar la tristeza a la orilla del mar, y solo la prima Nikkie, con sus grandes ojos y su sonrisa, es capaz de aliviar las penas de los tres hermanos Zamora y, en especial, las de José Domingo. Pero cuando los cuatro se embarcan con su tío Román el navegante en una excursión de pesca, poco pueden sospechar lo que se les viene encima: los marineros de agua dulce encuentran tormentas, naufragios y extraordinarios personajes, pero, sobre todo escuchan las locas historias del tío, que les enseña a combatir el miedo de frente a creer en las leyes del marino.