En un mundo muy, muy antiguo, vivía el Rey de las Pequeñas Cosas, quien reinaba sobre todas las cosas pequeñas. Tenía todo lo que necesitaba y no ansiaba nada más. No le sucedía lo mismo al Rey Enorme, que quería ser el Gobernador del Mundo. Después de reunir a todos sus ejércitos, había acabado con todos los imperios y asaltado todos los reinos. ¿O tal vez todos no?