Más de medio siglo después, la obra de Walter F. Otto sigue siendo referencia obligada para todo estudioso de la mitología griega, aunque las tesis que defienda se aparten significativamente de los enfoques habituales. Su profundo y preciso conocimiento de las fuentes y la cultura griegas son admirables, pero esto no le impide atacar despiadadamente las diferentes hipótesis racionalistas
en su intento de adecuar artificialmente a la mentalidad moderna lo que para él representa la verdadera esencia religiosa del espíritu griego, que, como argumenta en esta obra clásica, sólo puede conocerse entendiendo el sentido primigenio del antiguo culto ceremonial y del mito.
Con un estilo inimitable, enteramente entregado «a la sagrada pasión de convertirse en expresión y respuesta» de los dioses, Otto nos muestra toda la multiplicidad paradójica de Dioniso, dios de la embriaguez divina, aliado de los muertos y maestro de los ritos de iniciación, que, como ningún otro dios, manifiesta la naturaleza en toda su complejidad sagrada, ambigua pero plena de sentido en todos sus procesos de transmutación.